domingo, 8 de noviembre de 2009

Al carnicero de Milwaukee


QUERIDO CARNICERO DE MILWAKEE

¿Quién te enseñó el amor,
querido bufón?
¿Quién escuchó tus llantos,
amado loco?
¿Quién te acunó en tus sueños,
niño caníbal?
¿Quién salió y entró contigo
,bello asesino?

No hay problema, dijiste un día
en la necrofilia está la solución.
Los muertos no protestan,
no gritan, no llaman la atención.

Los fiambres siempre tiesos están
un pelín fríos,
un pelín distantes,
con todo el cariño que le pones de tu parte.

No hay llamadas perdidas,
tan sólo hay pérdidas en las llamadas.

Como aquel chico que dijo no
y tu brazo fuerte le golpeó
Como aquel chico que dijo no
y tu miembro erecto lo violó.

Hubo más, como dieciséis,
pero ninguno como aquel.
Hubo más, como treinta y dos
sólo con él hubo amor.

Los buscabas en un bar
te dejabas fotografiar.
Luego les vaciabas el cráneo
para limpiarles de todo mal.
Con la esperanza de que alguno
se quisiera un día quedar.

Pero la sierra nació para descuartizar
y el frigorífico creció para congelar
y a los polis los enseñan a esposar.
Dime, triste colgado,
¿Quién te enseñó a llorar?

Y como presa,
con una pesa un preso,
al infierno te llevó.
qué bien,
allí te esperan tus amantes
con trajes de lino y pantalones de elefante.

Y recuerda siempre, amigo:
Sierra es descuartizar
frigorífico: congelar
policía es esposar.

Así a los amantes
no podrás amar.

San Martín ha llegado, cerdo.
En la cámara frigorífica
las miradas se descongelan.

Querido carnicero,
por fin podrás descansar.

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