domingo, 28 de marzo de 2010
Sevilla, el Ombligo de Dios
SEVILLA, EL OMBLIGO DE DIOS
Sevilla,
provinciana,
lerda,
tramposa
y mezquina.
Sevilla,
tierra de ladrones y
de folklore,
ciudad de rateros
y chorizos de medio pelo.
Sevilla,
a pie de playa,
a Huelva le robó
Matalascañas.
Sevilla,
de Semana Santa
todo el año
con carrera oficial
donde corren los ministros,
los alguaciles y los obispos.
Sevilla,
donde el fútbol es religión,
y la religión
juega de extremo derecha.
Sevilla,
de Velázquez,
de Bécquer,
de Aníbal,
de Rojas Marcos,
de Mejías,
de Trajano,
de Sor Ángela,
de Don Manué,
y de Adriano (extremo derecha).
Sevilla es
el ombligo de Dios,
la caspa de Ulises,
el trono del faraón,
la sillita del Papa,
la teta de la mama,
el palio de Cernuda,
el Sánchez de Pizjuán,
la cabalgata del Cielo
y el reflejo del reloj.
Sevilla no viaja
a ninguna parte,
como en Sevilla
en ninguna parte estás,
o se está en Sevilla
o estás contra ella.
Sevilla es ninguna
y Sevilla es aparte.
En Sevilla nací (Yo no)
en Sevilla viví (Yo sí)
Y si no termino este poema
pronto podré decir
en Sevilla morí.
¡Viva la Virgen de San Fernando
y la Caja de Ahorros del Monte!
Tras la fusión:
¡Cajasol!
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