domingo, 25 de octubre de 2009

Noche en el MITIN



Penumbra, oscuridad, fusibles que arden... magia religiosa. El fuego se alió con el infierno y envió al TNT al siglo XVII. Aún así los aguerridos Reverendos celebraron su misa saltando contadores de la luz, ruidos callejeros y mediocentros culés mal educados.

viernes, 23 de octubre de 2009

Grandes aplausos perrunos


Con un llenazo absoluto en el Perro Andaluz, los Reverendos consiguieron que su proselitismo poético se difundiera como gripe en mal estado.

* En la foto:El henchido agraciado que ganó el concurso.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Jueves 22 a las 22 en el Perro Andaluz



Dentro de las Noches del Cangrejo, compartiendo cartel con Edi Tachera (cantante de los Sentíos)

sábado, 3 de octubre de 2009

El Romance de Rosafrita



“Rosafrita, Rosafrita,

la de la fermosa cara,

la del airoso corpiño

que de tan colmado estalla;

la que las caderas mueve

de tal guisa, que al mirarla

perdieron la su chaveta

los Doce Pares de Francia.

Rosafrita, si quisiérades,

abriríasme tu estancia,

guardada con once dueñas

con cucuruchos de rafia.

Si quisiérades, podrías,

dejar la puerta entornada,

y yo pasaría dentro,

no para cosa malsana,

ni puerca, ni indecente,

que prometerlo no osara,

sino para que los dos

nos metamos en la cama”.

Escuchando estas razones

tan corteses y tan castas,

así dijo Rosafrita.

Bien oiréis lo que parlaba:

“Ven esta noche, Bardolfo,

que abriréte una ventana

por la que podrás pasar

si antes no te descalabras.

Mas no olvides, doncel,

que yo estoy ya maridada

con don Lope Gil y Puertas,

que, aunque fuese a Tierra Santa,

puede volverse de pronto,

y figúrate que cara

va a poner si nos sorprende

con las manos en la masa.

Mis dueñas no te preocupen,

que les daré una tisana

que la santa de mi madre

usó muchísimo en casa,

que si en la color parece

cocción de tomillo y salvia,

te la tomas y las tripas

se te facen mermelada”.

Estaban folgando juntos

el galán y la su dama,

cuando cascos de caballo

en el castillo sonaban.

“Aquese trote, mancebo

-dice Rosafrita muy blanca-,

es el trote de mi esposo,

que entre mil lo adivinara”

Ya subía el caballero

por las escaleras y rampas,

y al llegar a su aposento,

estas palabras fablaba:

“¿Qué facen las once dueñas

muertas y despanzurradas?”

“Murieron de sopetón,

pues picóles la tarántula.”

“¿Qué facen esos calzones

de varón sobre mi cama?”

“Son un precioso presente

que os manda el rey de Navarra”.

“¡Vive Dios, que están rompidos!”

“Es que usólos el monarca,

y entre Pinto y Valdemoro

le clavaron una lanza”.

“¿Y de quién son esos pies

que se asoman entre las sábanas?”

“Del postillón, que ha venido

a repartir las cartas.”

“¿Y las reparte desnudo,

cual su madre lo alumbrara?”

“En verano nada más,

porque en invierno se tapa.”

El noble, considerando

la situación con gran calma,

dijo a su esposa con pena

y mansedumbre en su cara:

“Siempre dije, Rosafrita,

que de buena te pasabas,

y como eres tan piadosa

la pringas, hija del alama.

Que se vaya el postillón

a otra parte a facer gárgaras.

¡Sin un hombre que gobierne,

la casa no es la casa!”.



Jorge Llopis

(un poema extraído de su magnífico libro: "Las mil peores poesía en lengua castellana")